sábado, 31 de marzo de 2012

CONTIGO HE APRENDIDO A CONOCER LA NOCHE

Por Ibeth Guzmán
“Contigo he aprendido a conocer la noche” es un poemario reciente del escritor puertorriqueño Alberto Martínez Márquez, en el que se define la noche como un reencuentro entre las recónditas pasiones del ser humano con la soledad existencial que experimenta cuando solo le acompaña la luz de la luna. El propio título sugiere un alguien, una compañía que está camuflada en cada poema; unas veces asume un nombre, otras, una fisonomía, una parte de la fisonomía femenina o una cualidad, unos labios, un suspiro, una voz. Pero, al fin y al cabo, luego de atravesar el libro completo, el lector puede especular una respuesta: la soledad, como una entidad oculta y escurridiza que coquetea juguetonamente con la habilidad intelectual de quien está del otro lado de la página.

La noche no es solo un momento que anuncia un estado de espíritu reflexivo y de autoconocimiento. Es algo más: un personaje que visita al poeta, acompañado de la musa que le provoca evocaciones, elucubraciones y remembranzas de diversas índoles; unas indiscutiblemente eróticas y otras de carácter filosófico. Ese último aspecto dimensionado a una especie de metafísica del eros. Es, en definitiva, una mirada compleja al simple hecho carnal, pues lo analiza en la particularidad de sus componentes para luego rearmarlo en un todo artístico, o mejor dicho, poético.

En este libro no abundan los ejes temáticos. Básicamente todo gira cohesionado entre la noche, el amor, el erotismo y, por último, la revelación de la soledad. Todos estos elementos son contemplados desde una perspectiva que une la sensibilidad con el raciocinio y cumpliendo cada uno una función que supera los límites de la pura materia prima de la creación poética.

La extensión de los temas tiende a la brevedad, aunque muchos de ellos se extienden hasta más de una página. Esta característica fomenta la condensación de ideas y de hechos, así como también el sacarle partido a rasgos, a minutas poéticas que el manejo certero de la brevedad permite explotar a plenitud.
En “Contigo he aprendido a conocer la noche”, de Alberto Martínez Márquez, el lector encontrará poemas que le provocarán sensaciones que van desde la evocación carnal hasta la reflexión más profunda. En sus tres partes están claramente fragmentados los estadíos por los que tendrá que atravesar quien lee para percibir las impresiones que el autor pretende provocar. Su lectura hace que la psique se estimule tanto en su lado frío y cálculador como en su parte pasional.

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