sábado, 31 de marzo de 2012

ARTÍCULOS PUBLICADOS

Trazos en el tiempo

por Alberto Martínez-Márquez



dedicado a Augusto Marín


Risueño, afable, sencillo. Así lo recuerdo. Reía mucho y nos hacía reír. Siempre tenía alguna ocurrencia a flor de labios. Sus palabras corrían tan rápido como su mente. Imagino que no era así a la hora de pintar. Lo imagino pausado, meditando sobre el lienzo y sobre todo aquello que está fuera del lienzo, capturado por su portentosa imaginación. Si algo lo distingue en su pintura es la mesura de formas y colores. Cierto neocubismo, neoformalismo, neodetodo, se asoman por esos cuadros. Fue todo un innovador. Siempre me llamaron la atención esas figuras solitarias que pintaba, sentadas o recostadas, eternamente meditabundas.

Fue hacia 1986 u 87 que lo conocí. Un tiempo antes había visto una exhibición de sus cuadros en la Galería Oller de la Facultad de Humanidades de la UPR, Recinto de Río Piedras. Se lo comenté cuando tuve la ocasión de verle esa primera vez. Lo felicité. Sus ojos se adelantaron para darme las gracias. Luego, con la familiaridad de los viejos amigos, me contaba una anécdota o un chiste, que ahora no recuerdo. Pero da lo mismo, porque de todas formas su alma era transmisora de incesantes alegrías. Fue en el apartamento de mis amigos y camaradas poetas Rubén A. Moreira y Zoé Jiménez Corretjer donde le conocí. Desde entonces, lo vi en cada actividad de nuestra recién inaugurada revista Tríptico o en alguna tertulia que organizaban Rubén y Zoé.

Me impactó aquel gigantesco cuadro titulado “Fiat voluntas tua”. Es la imagen de un Cristo que se confunde con el madero. Umbroso y mayestático. Es una oda contumaz a la religiosidad del ser humano.
En 1990 me fui para los Estados Unidos. Cinco años después yo regresaba a la isla cargado de utopías. Me lo encontré en la ya desaparecida librería Thekes en Plaza Las Américas. Fue él quien me reconoció. Hasta recordó un incidente gracioso que me sucedió durante la exhibición del artista Jorge Zeno unos años antes. Así era Tuto. Un fuerte apretón de manos selló la despedida. A mi día le siguió un torbellino de buenos recuerdos.

Descansa en paz Augusto Marín.

ENTREVISTAS

Entrevista al escritor Alberto Martínez Márquez

Alberto Martínez-Márquez: La crítica debe forzar el cuestionamiento de los órdenes culturales y establecer propuestas alternativas para que ésta sea una mejor sociedad.
  • Taty Hernández
  • Poeta y crítica dominicana
Muchos de los que reciben, en sus bandejas de correo, su “Poeta Invitado/a de la Semana” se refieren a Alberto Martínez-Márquez -Puerto Rico, 1966- como “el Profesor”. Su accionar va mucho más allá que impartir clases de Humanidades, Literatura, Historia y Cine en el Departamento de Humanidades en el recinto de Aguadilla de la Universidad de Puerto Rico. Entre otras cosas es poeta, narrador, ensayista, dramaturgo, antólogo y crítico literario. Recientemente ha sido elegido para presidir el capítulo puertorriqueño del PEN Club una organización literaria que reúne a destacados escritores a nivel mundial.
Con Alberto Martínez-Márquez dialogamos sobre la ruptura de esquemas en la escritura y su percepción sobre el presente y el futuro de la literatura en Puerto Rico, la crítica literaria y la literatura en Internet.
TH: Te consideras un heterógrafo…

martinez_nuevo_dia2

AMM: Ciertamente. He acuñado este término, heterógrafo, heterografía, porque en él se basa mi escritura poética, mi acto creativo… El mismo proviene de dos vocablos griegos: Heteros, que significa lo otro y grafos que se define como escritura. Un heterógrafo es aquél que accede a lo que es diverso y divergente. En esto se cifra el universo plural de la palabra. Lo contrario sería una ortógrafos: orto, recto; grafos, escritura: el que escribe rectamente, unidimensionalmente… Por eso en mi poesía, como también sucede con mi narrativa y con mi teatro, hay una resistencia a seguir un patrón definido, formalmente y en términos del contenido, pues ya la temática es otra cosa. Nunca encontrarás dos poemas iguales, pues la búsqueda de expresión de esa diversidad y divergencia, de esa otredad imperiosa que se multiplica en el acto creativo, lo impide.
TH: Hablas de diversidad, divergencia en la expresión. ¿ Quiere decir que rompes esquemas?
AMM: Sí. Es parte de mi herencia vanguardista. Claro, que siempre he experimentado con la estructura del poema desde que comencé a escribir. Pero la ruptura con la sintaxis, con la cárcel de las reglas gramaticales, la tomé de las vanguardias de comienzos de siglo XX, de Apollinaire en adelante. Incluso Ezra Pound fue un modelo que tuvo gran impacto en mi poesía. Leí con suma fruición Los cantos, más por la arquitectura del verso y la construcción de su lenguaje poético que por su propio contenido. Yo no entendía lo que Pound escribía en términos del mensaje, pero sí creí entenderlo perfectamente en términos de la ruptura formal y estilística.
TH: ¿Por qué escribes?
AMM: Me llamó la atención que en una entrevista le preguntaran lo mismo a Italo Calvino, y que él contestara que escribía para dar un orden y una dirección a las palabras. Yo escribo para destruir la función consuetudinaria del lenguaje; escribo para patear al burgués; escribo para pervetir; escribo para dar qué pensar o no dar nada qué pensar; escribo para escribirme a mí mismo, y hasta la fecha el autorretrato que hago de mí con palabras es bastante chueca, dislocada, deforme. Y eso me gusta. De otra manera, si escribo para referir las cosas tal y como son, entonces sería un poetastro, un patanatas. En resumidas cuentas, escribo, porque me gusta hacerlo, y es lo único que sé hacer bien (con excepción del amor)…
TH: ¿Cómo percibes el presente y el futuro de la literatura en Puerto Rico?
AMM: Cuando regresé definitivamente a Puerto Rico en 1995, luego de haber vivido y estudiado en los Estados Unidos por espacio de cinco años, descubrí un panorama cultural desolador. Yo había salido en 1990, en plena apoteosis cultural. De hecho, 1992 marcó un año extraordinario para todo tipo de artista. Pero luego vino un marasmo tremendo, creado por la situación política, que fue agravándose hasta que en 1995 parecería como que no había mayores opciones. No veía mucho futuro a las letras en el país, en nuestra nación. No obstante, ese panorama fue cambiando y fui conociendo a los escritores más noveles. Eso me entusiasmó muchísimo. De pronto, a partir de 1998, hubo una especie de explosión, y comenzaron de nuevo los recitales, las exhibiciones, las presentaciones, etc. Claro, yo estoy generalizando bastante. Ahora mismo hay una figuras jóvenes importantísimas en la poesía como Guillermo Rebollo Gil, Yara Liceaga, Julio César Pol, Iris Figueroa Cardona, Uroyoan Noel, Noel Luna, Raúl “Gorras” Morris, Jorge Acevedo, José Raúl González (Gallego), Eddie Ortiz Schiaffino y Jeannette Becerra. En la narrativa están unos escritores geniales como Pedro Cabiya (que también ha escrito excelente poesía), Max Resto y Juan Carlos Quiñones, alias Bruno Soreno. Gallego, Uroyoán, Guillermo, Iris, Noel, Eddie y Jeannette tienen libros publicados. “Gorras” tiene publicado un CD que contiene sus poemas recitados. Hay que ver a este tipo en acción. Su Ópera Rap es fascinante. En la poesía hay un regreso a la oralidad. Eso lo he conversado con el propio Gorras Morris. No sé cómo le podemos llamar a esta joven generación; mucho más joven que yo, con todo y mis 36 años. Su escritura me atrae porque de una u otra forma tienen puntos de contacto con mi propia poética. Hay otro joven poeta, su nombre es Jomi (José Miguel Curet) y en estos momentos se encuentra estudiando fuera del país. Acaba de publicar un libro artesanal titulado De visita: simples rutina, que es excelente. Se nota un trabajo disciplinado con la palabra. Oiremos más de él en un futuro. Quiero hacer un comentario sobre Yara Liceaga. Esta poeta ha publicado mucha poesía en revistas y suplementos culturales. También ha circulado sus poemas por Internet. En algún momento nos sorprenderá con un buen libro. Muchos poetas y críticos estamos esperándolo.
TH: ¿Y Mayra Santos Febres o Etnairis Rivera?

limite_volcado

AMM: Etnairis Rivera, que es una buena amiga y una extraordinaria poeta, es ya una figura legendaria, canónica. Por tanto, cualquier libro que ella publique siempre tendrá aceptación por parte de la crítica, de los lectores y de los propios poetas. En lo que a Mayra Santos se refiere, se trata de una poeta más joven que Etnairis. Junto a este servidor Mayra Santos forma parte de la Generación de Poetas de los Ochenta. En el año 2000 publicó un excelente libro de poesía que pasó lamentablemente sin pena ni gloria por la crítica literaria puertorriqueña, que mantuvo un silencio que yo no me esperaba pues en ese año ella había publicado la novela que la catapultó internacionalmente: Sirena Selena vestida de pena. El poemario al que me refiero se titula Tercer mundo y fue publicado por Trilce Ediciones de México. Fíjate, es una pena, porque Mayra se inició precisamente en la poesía. La crítica elogió sus primeros dos libros, luego vinieron los libros de cuento, igualmente elogiados y después la novela, que ha abierto un camino para muchos escritores de Puerto Rico en el plano internacional. Uno esperaría que su tercer libro de poesía sea igualmente recibido, pero la crítica guardó silencio. Como dato curioso, Etnairis, Mayra, Mario Cancel y yo fuimos premiados por el Pen Club en su edición para libros publicados en el 2000. Etnairis recibió una mención por El viaje de los besos, Mayra el primer premio de novela por Sirena selena.. y Mario y yo el primer premio de antología de poesía por El límite volcado: antología de poetas de los ochenta, donde también figura Mayra como poeta.
TH: ¿Cuál es el rol que ha desempeñado la generación del 80?
AMM: La Generación de Poetas de los Ochenta en Puerto Rico realmente puso en función la multiplicidad de temas y formas escriturales que los poetas de los 70 propugnaron pero que no pusieron en función a cabalidad. Con sólo mirar El límite volcado: antología de poetas de los ochenta, que preparamos Mario Cancel y yo, y que fue editado por Isla Negra, uno se topa con una diversidad de dicciones poéticas, de formas escriturales, de temas. El 70 se opuso a la poesía militante, y trajo una propuesta de apertura, que como ya indiqué estuvo bastante limitada. El 80 es la primera Generación que no se opuso a nada. De hecho, tomaron al 70 como punto de partida. Eso es un momento importantísimo en la poesía puertorriqueña. El 70 fue una influencia para la gente del 80, y la gente del 80 se desplazó a zonas donde los poetas del 70 no habían llegado.
TH: ¿Cuáles criterios utilizaron tú y Mario Cancel para realizar la antología El límite volcado?


mario_cancel_lector

AMM: Cuando Mario y yo decidimos hacer la antología, ya teníamos una idea de quiénes la iban a componer. Nosotros fuimos poetas activos en los 80, Mario en el área Oeste de Puerto Rico, y yo en la Zona Metropolitana, y continuábamos siéndolo cuando nos conocimos en 1997, porque seguíamos escribiendo. Lo que hicimos fue acercarnos a esos poetas con quienes compartimos, y ellos nos respondieron. En el trayecto descubrimos al poeta Juan González Mendoza, que no había publicado nada, nunca. Pero cuya poesía fue escrita durante esa década y en cuanto a lo formal, lo temático y el contenido, tiene unas afinidades tremendas con la poética de los 80. A Juan lo incluimos como un ejemplo del poeta escondido que es preciso rescatar.
TH: ¿Confías en la literatura en Internet? ¿Por qué?
AMM:Con respecto a esto, sólo tengo que decir que hay excelente, buena, deficiente y malísima literatura circulando en el ciberespacio. Lo único que uno tiene que hacer es ser selectivo y escoger de acuerdo a los criterios estéticos que uno tenga. Pero definitivamente la Internet ofrece una oportunidad a los escritores que ningún medio informativo y tecnológico podía ofrecer hace quince años atrás.
TH: Estás haciendo una excelente labor de difusión utilizando la red de Internet esto me induce a cuestionarte si piensas que acrecienta las oportunidades de los escritores y escritoras. Si es así, ¿en qué sentido?
AMM: Internet te conecta con el mundo ipso facto. Es una forma de proyectarte en otros ámbitos, en otras latitudes, en otras regiones del mundo donde nunca antes pensaste llegar. Yo me he encargado de servir como difusor de escritores de lengua española, de la misma manera que otros escritores y activistas culturales se han encargado de difundir mi obra. Es una labor recíproca, como toda labor cultural y literaria debería ser. Internet es una utopía funcional, no exenta de fallas y de errores, pero está funcionando y he podido ver sus frutos. Ahora llegan muchos mensajes a mis diversas cuentas de correo electrónico, pero también ha aumentado el volumen de mi correo regular con el envío de libros, revistas y comunicación varia de escritores de Argentina, República Dominicana, España, Estados Unidos, Ecuador, etc. Incluso de otras partes de la nación puertorriqueña.
TH: ¿Cómo concibes la crítica literaria?
AMM: La crítica literaria puede operar de dos formas: reducirse al entorno académico; obtener una mayor difusión creando amplios espacios opinantes. En ambas, la tarea de la crítica es vital, pues ofrece claves para la interpretación de textos e incluso puede estimular a un público lector. A mi entender, la crítica debe forzar el cuestionamiento de los órdenes culturales y establecer propuestas alternativas para que ésta sea una mejor sociedad.
TH: ¿Es paternalista la crítica literaria en Puerto Rico?
AMM: En estos momentos la crítica literaria en Puerto Rico, fuera de la academia que es otra cosa, es casi inexistente. Aún así, dentro de la carencia de críticos, continúa imponiéndose una crítica de corte paternalista en tanto y en cuanto quiere apadrinar a ciertos escritores y a ciertos grupos. Nosotros, los de la Generación de Poetas de los Ochenta, fuimos vilmente vapuleados en un escrito de Carmen Dolores Hernández, crítica “oficial” de Puerto Rico desde el diario de mayor circulación. Ella se ha encargado de dar mayor relieve a algunas de las figuras jóvenes como si con ello nos echara tierra encima. Sin embargo, como tenemos muy en cuenta lo que hay detrás de todo esto, no nos hemos ensañado en lo más mínimo con estos escritores, ellos no tienen la culpa de que alguien nos quiera indisponer. Al contrario, hemos mantenido unos canales de comunicación y colaboración muy abiertos. Lo que me parece óptimo y productivo.




Entrevista a Alberto Martínez Márquez


Por Andreu Navarra

martinez-marquez.jpgAlberto Martínez es profesor de literatura pero tiene la mirada del cow-boy que vigila desde lejos su rebaño de reses dispersas. Es una mirada poco isleña, si se me permite, una mirada de grandes extensiones, de alta mar, de estepa o tundra. Dirige el Departamento de Humanidades de la Universidad de Puerto Rico en Aguadilla, y no dudo de que es el director de departamento que todos hemos soñado tener: cachondo, hospitalario, dadaísta, exigente, detallista, tranquilo, modesto. Me consta que el paisaje que le rodea le suscita profundos sentimientos. Se trata de un poeta inquieto, metido en un cuerpo de boxeador.

Con la conmovedora amabilidad que le caracteriza ha accedido a responder esta entrevista:

Naciste en 1966 en la ciudad de Bayamón. ¿Qué significa para ti y para los puertorriqueños este lugar?
Bayamón para mí es muy importante, no sólo porque es el lugar donde nací y pasé una parte significativa de mi vida, sino porque constituye el topos genésico de mi poiesis. Mis temas principales: el tiempo, la muerte, la angustia existencial, el pólemos y la ciudad, nacieron esencialmente de mi experiencia bayamonesa durante la mediana adolescencia. Esta ciudad, con su eterno problema de congestión de tránsito (el famoso ‘tapón bayamonés’) y su mezcla abigarrada de espacios y seres urbanos, ofrece una fuente inagotable de creación. Aparte de la opresiva urbanidad que representa para la mayoría de los puertorriqueños, considero a Bayamón una sublime experiencia de lo demónico.

Tu poesía ha sido calificada de “deconstrucción del cosmos” y “acto ludista”. ¿Cómo definirías tu poética, si es que la tienes, la has tenido o la pretendes?
Mi poética es en sí un re-nombrar de las cosas, un re-descubrir el yo interior del sujeto confrontado con su lebesnwelt o mundo de la vida. Entenderla como una “deconstrucción del cosmos” es también verla como una poética que tiende a develar las realidades ulteriores que subyacen en la el diario vivir y en el plano de la consciencia. No creo que mi poesía sea un acto lúdico en sí misma, pero sí está compuesta en ocasiones de instancias lúdicas, del mismo modo que posee instancias agónicas, donde la palabra se encuentra en constante lucha con los significados. Por eso hay en mi poesía eso que denominaría “valor de estremecimiento.” Por eso, yo pretendo sacudir, más que complacer.

Tanto Las formas del vértigo (Isla Negra, 2004) como Frutos subterráneos (Isla Negra, 2007) son colecciones de libros. ¿Por qué operas de este modo y no publicas tus cuadernos de forma asidua e independiente?
La publicación de mis poemarios formados a su vez por poemarios o cuadernos de poesía autónomos, es un proyecto cronológico que me propuse. Cada uno de esos libros está compuesto por un conglomerado particular de colecciones de poemas, escritos en determinado periodo y en un determinado lugar (o varios lugares). Comencé con la publicación de Las formas del vértigo, escrito en Bayamón y Río Piedras, porque entendía que se trataba de unos conjuntos de poesía madura y lograda. Ese primer poemario registra mis años de formación consciente como cultor de la palabra y mi participación activa en la escena literaria de mediados y finales de la década de 1980. De ese período destaca mi participación en el colectivo-revista Tríptico, del que fui miembro fundador, que fue tuvo un rol cardinal en la consolidación de la Generación de los ochenta en Puerto Rico. Ése es el contexto que enmarca la producción de este poemario que estaba pautado para publicarse en 1990 bajo el sello de Tríptico, y por razones de variada estirpe vino a salir en el 2007, afortunadamente bajo la editorial Isla Negra.

Escribí Frutos subterráneos cuando residí en los Estados Unidos por espacio de cinco años (1990-1995). El libro no es una de esas “memorias” del exilio voluntario o un registro de la experiencia latina en suelo estadounidense a la que usualmente está supeditada gran parte de la literatura escrita por personas de ascendencia hispana. Frutos subterráneos está más allá de las circunstancias representacionales y el signo identitario. Se trata de una colección de cuatro cuadernos que trabaja el tema del desarraigo y el pólemos del yo bajo otros códigos y otros lenguajes menos convencionales y mercadeables.

Publicar de esta forma cronológica no ha afectado la vigencia de mi dichtung poético, de mi escritura. Ha sido interesante ver cómo muchos poetas más jóvenes que yo se han acercado a mi poesía. Incluso, lectores tan diversos se me han acercado para decirme que mi poesía les atrae por la diferencia que porta con relación a otros modos actuales de hacer poesía.

¿Crees que ganar el Premio Pen Club de Puerto Rico te consagró? ¿Eres consagrable?
Más que consagrarme, el Premio del Pen Club ayudó a validar a una generación de poetas que los críticos e historiadores de la literatura más notables de mi país estaban renuentes a aceptar. El límite volcado: antología de la Generación de poetas de los ochenta, que publiqué en colaboración con Mario R. Cancel, y que recibiera el premio a la mejor antología del año 2000, fue un trabajo arduo; puesto que no es tarea fácil reunir a una treintena de poetas tan disímiles. También fue un trabajo arriesgado, porque la mayor parte de los poetas incluidos eran, hasta ese momento, prácticamente desconocidos para gran parte de los críticos y de los lectores. Un caso notable es el de Edgar Ramírez, que venía publicando en revistas universitarias desde finales de los años 70. La publicación de El límite volcado proporcionó una mayor exposición a los poetas ya conocidos como Edgardo Nieves Mieles, Mayra Santos Febres y Rafael Acevedo y catapultó a desconocidos como Kattia Chico, Edgar Ramírez Mella, Eduardo Lalo e Iván Figueroa, entre otros. El premio del Pen Club fue una manera de reconocer a esa generación perdida y soterrada que éramos los del 80.

Sobre si soy consagrable o no, es algo que determinará el tiempo. Yo sólo aspiro a escribir bien y dejar una huella en la historia literaria de mi país. Hasta la fecha, me complace compartir con muchísimos poetas puertorriqueños de generaciones anteriores a la mía y con los poetas más jóvenes. En ese compartir nos consagramos todos.

En tu apartamento guardas unos curiosos libros-objeto que confeccionas tú mismo. Cuando recitas en público sacas uno de esos enormes libros y parece que amenazas hasta a los dioses. ¿Cómo se te ocurrió? ¿Crees que un buen poeta ha de ser un buen performero?
Por mucho tiempo guardé libros-objetos de otros. Tengo libros del chileno Juan Luis Martínez, del dominicano Pastor de Moya, del guatemalteco Francisco Nájera y de los puertorriqueños Joserramón Melendes y Mayda Colón. Esos son libros-objeto bien pensados y confeccionados.

Mis libros-objeto, en cambio, son demasiado ordinarios, malformados, y carecen de artisticidad, si se me permite el neologismo. Son adefesios enormes y grotescos. Me fascina esta informidad. En los recitales de poesía llaman mucho la atención por su tamaño y su forma, al igual que los títulos que llevan y los objetos que están adheridos a ellos. Se me ocurrió la idea de prepararlos cuando mi querido amigo y camarada poeta, Pastor de Moya me regaló en la Feria del Libro de Santo Domingo de 2001, un ejemplar de Alfabeto de la noche, que es un libro confeccionado a mano. Como nota interesante, una vez pegué de la contraportada del más grande una serie de informaciones sobre antidepresivos para adolescentes y me llevé el libro para un recital con unos poetas españoles, éstos terminaron arrancando la información del medicamento. Acabaron con la contraportada y tuve que rehacer el libro.

A mí me encanta leer poesía y creo que un buen poeta que sabe leer bien su poesía puede llegar a recrearla performativamente. El performace ofrece al espectador una dimensión distinta y alterna de lo que es una lectura silenciosa o de una simple lectura oral, porque su dinámica excede la palabra dicha. Los gestos, las entonaciones, las inflexiones, los actos, las miradas, los silencios, todo ello hace que el poema se transmute en un signo que se multiplica.

¿Qué crees que le falta o le sobra a la literatura puertorriqueña actual?
Faltar o sobrar en una literatura es algo relativo. Al menos en términos de la actual producción literaria en Puerto Rico me parece que aquél exceso de temas sobre la identidad nacional ha comenzado a mermar (por fortuna). Por lo tanto, entiendo que la dinámica cultural a través del tiempo va regulando los temas y las formas.

Lo que puede suceder es que le falte o le sobre algo a los autores que hacen literatura. Creo firmemente que a muchos escritores les hace falta conocer más de su propia tradición literaria. Una parte significativa de la literatura nacional está en el abandono. Hay libros que merecerían la pena reeditarse. La obra de un gran novelista y poeta como lo fue José de Diego Padró, quien fue un antipoeta avant la lettre. De igual manera, la poesía de Carmen Alicia Cadilla o de Julio César López. Los cuentos de Josemilio González nunca se han recogido en un volumen y los de Violeta López Suria duermen el sueño de los justos. Gran parte de los escritores noveles desconocen la gran literatura nacional que le precede. Me da vergüenza reconocer este hecho.

¿Hay algo que te desagrade de Puerto Rico?
Me desagrada el culto excesivo al consumismo, derivado del sistema de dependencia colonial, y la extrema violencia que arropa al país. Ésta última está acabando con toda una generación de jóvenes varones.

¿Qué música escuchas?
Me gusta la Salsa, el Jazz, la música brasileira en todas sus manifestaciones y la música lounge. En estos momentos estoy, como dicen en la calle, “jukiao” con la música lounge en sus variantes de downtempo, broken beat, chill out, house, chill house, etc. Me parece una música muy elegante y edificante. He tenido deseos, incluso, de convertirme en disk jockey e ir a clubes para difundirla.

¿Por qué te atrae la obra de Álvaro Cunqueiro?
La obra de Cunqueiro me atrae terriblemente por su uso del anacronismo. Me recuerda un poco las novelas “históricas” del puertorriqueño Edgardo Rodríguez Juliá. En Cunqueiro se da cita toda una amalgama de personajes exóticos. Su trabajo con el lenguaje también expresa ese anacronismo, tanto en gallego como en español. Una de mis novelas favoritas es, sin lugar a dudas, Un hombre que se parecía a Orestes. Lo que me fascina de esta novela es que la venganza no puede consumirse. Orestes ha gastado su vida fraguando una venganza que ejecutarla luego no tiene mayor consecución. Otra novela de Cunqueiro que me gusta es Cuando el viejo Simbad regrese a las islas. De igual manera, disfruto las historias de otro insigne gallego, Rodríguez Castelao.

¿Qué piensas de España y su cultura?
Habría que hablar de todas las Españas de España e igualmente de las culturas españolas. No he tenido la fortuna de viajar a España (claro, no he viajado ni siquiera a Europa). Lo que conozco de España es por lo que he leído en revistas, libros e internet y por lo que he visto en videos y la tele. Tendría que dividir mi contestación, hablando de la música, la literatura, el arte y el cine, que es lo que me interesa sobremanera.

En la música está Joaquín Sabina, que es un ídolo para mucha gente en Puerto Rico. Pero también me gusta Pedro Guerra e Ismael Serrano por la letra de sus canciones. Hace un par de años un compañero profesor me trajo un disco de un grupo llamado los “Mojinos escozíos,” que me parece que son andaluces. Me fascinaron por su irreverencia. Por otro lado, siendo la música lounge mi predilecta, me agrada mucho escuchar las colecciones de esta música que se presenta en Ibiza.

Sobre la literatura, es tanto lo que podría decir que llenaría un tomo enciclopédico. Me limitaré a mencionar algunos nombres relevantes. La literatura del Al-andalus, particularmente a Ibn Arabi e Ibz Zaydún, que fueron grandes poetas e intelectuales de su tiempo, me atrajo por lo sensual de la palabra. Del Siglo de Oro destaco a Góngora, a Quevedo y a Cervantes, quienes forjaron un lenguaje distinto en sus respectivos géneros. Los primeros dos influyeron mucho en mi poesía inicial. De ahí salto a finales del siglo XIX con Miguel de Unamuno y Antonio Machado, que fueron son figuras del período que aún releo. De igual modo, disfruto la poesía de Juan Ramón Jiménez y de poetas del 27 como García Lorca, Aleixandre y Cernuda. Es preciso mencionar a J.V. Foix, Josep Carner, Joan Brossa, José Hierro, Valente, Félix Grande y Pere Gimferer, creadores de una poesía muy original y versátil.

Sobre el cine, me gustan las películas de Buñuel, Almodóvar, Vicente Aranda y Alex de la Iglesia, que han destacado por romper con los convencionalismos. Sobre el arte español menciono a tres grandes pintores de la abstracción que me seducen grandemente: Joan Miró, Antoni Tapiès y Esteban Vicente.

Háblanos de tu etapa como doctorando en Stony Brook. ¿Qué puede aportar o cercenar una estancia en Estados Unidos?
El tiempo que cursé estudios en el Departamento de Estudios Comparativos la Universidad del Estado de Nueva York en Stony Brook fue muy revelador para mí por varias razones. Primeramente, como estudiante de literatura comparada tuve la ocasión de adentrarme en unas zonas de la teoría crítica que ayudaron a expandir mis horizontes interpretativos. Tuve excelentes profesores como Román de la Campa, Louise Vasvari y Krin Gabbard. En segundo lugar, como creador, pude acercarme más a escritores y escritoras de todas partes, tanto de Hispanoamérica, como del mundo entero. De manera que se me hizo relativamente fácil acceder a los poetas surrealistas argentinos y chilenos, de los cuales había podido leer algo mientras me encontraba en Puerto Rico. No obstante, ya no se trataba de muestras antológicas, sino de la obra completa de esos escritores. Del mismo modo, pude acceder a gran parte de la obra de poetas y narradores brasileños y portugueses, particularmente la obra de Carlos Drummond de Andrade y de Fernando Pessoa. En tercer lugar, durante mi estadía en Stony Brook, además de la poesía, tuve tiempo para el escribir narrativa y teatro. Para ese tiempo, el narrador peruano radicado en Nueva York, Isaac Goldemberg, me publicó un relato en la revista Brújula/Compass.

Mi estadía en los Estados Unidos aportó muchísimo a mi enriquecimiento cultural. Descubrir diversas manifestaciones de la cultura estadounidense en el área de las artes plásticas, la música, la literatura y el cine es un estímulo al deseo de comprender una nación con la que existe una relación de domino colonial en mi país. Ver otro aspecto de esa cultura, más allá del deseo de rechazo o asimilación, es más que saludable. Al mismo tiempo, esa experiencia de estudios me ayudó a mirar mi puertorriqueñidad desde la distancia. Ciertamente amplió mis perspectivas en la valoración de lo propio.

¿Qué es para ti Aguadilla?
Aguadilla es el lugar donde he encontrado mi habitar, en el sentido que le confiere Heidegger. Es mi centro, vivencial y espiritualmente.

¿Qué te sugieren los siguientes nombres?
APOLLINAIRE: entusiasmo
CÉSAR VALLEJO: pesimismo
CANTINFLAS: nostalgia
MADONNA: comodificación
HUGO CHÁVEZ: sentimientos mixtos
DERRIDA: deconstruirme
JOSÉ LIBOY: desconocerme
HERNÁN CORTÉS: soberbia
ISABEL LA CATÓLICA: mala leche
KARL MARX: praxis
PAUL AUSTER: desnudar la ciudad
PABLO NERUDA: poetizar al máximo
TRISTÁN TZARA: aventura
ANDRÉ BRETON: soñar
NIETZSCHE: criticidad
RUBÉN DARÍO: aburrimiento
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ: éxtasis

Añadiré dos nombres:

PESSOA: universo
JULIO CÉSAR LÓPEZ: minimalismo puro

Si menciono a este último es porque fue mi gran mentor poético, entusiasta de mi poesía y maestro en el arte de la brevedad.

Para terminar: ¿Qué le dirías a un alumno joven que hubiera perdido la fe en los libros y las palabras?
Le diría que lea lo que nadie le ha permitido leer o sobre aquello que le fascine. Si es un alumno joven que hubiese deseado ser escritor y haya perdido toda esperanza en los libros y en las palabras, le diría que falta mucho por escribir porque el comienzo de un escritor siempre viene a través de lo que lee. Yo acuñé un aforismo que he referido en algunas entrevistas y lo repetiré aquí: Todo escritor es la suma de sus lecturas.

Muchas gracias por tus respuestas. Esperamos que muy pronto te decidas a seguir publicando tu obra y por fin visites Europa, donde se te necesita.

EDITORIAL ISLA NEGRA




Editorial independiente fundada en San Juan de Puerto Rico en 1992 con el propósito de difundir la literatura alternativa caribeña contemporánea.



Mensaje del editor

Fundada en 1992 la Editorial Isla Negra busca editar, publicar y difundir la literatura hecha en el Caribe, sobre el Caribe y por el Caribe que tanto en su forma como en su contenido representa una alternativa "impredecible" a la, muchas veces, "predecible" literatura canónica. Hoy en día, se han sumado, a este proyecto, otros escritores del entorno latinoamericano y europeo que han ampliado nuestros horizontes editoriales y culturales.
Pese a publicar literatura no muchas veces comercial, aunque culturalmente significativa, la Editorial Isla Negra cumple más de 18 años de exitosa presencia gracias al continuo apoyo de amigos, lectores, escritores y libreros que participan en la dinámica de lo que hemos llamado la economía de la solidaridad. La Editorial, además, cuenta con otros colaboradores voluntarios como: pintores, escultores, diagramadores, traductores, profesores, críticos, cineastas, correctores, distribuidores, periodistas y fotógrafos, entre otros, que enriquecen nuestros ofrecimientos editoriales.

Finalmente, una invitación: si eres profesor, considera exponer a tus estudiantes a las publicaciones de la Editorial Isla Negra y recomendarlos a otros colegas en tu facultad; si eres librero, ábrenos un espacio que permita ofrecer una nueva experiencia a tus clientes; y si eres lector, degusta el placer del texto a través de nuestra literatura alternativa.

Un abrazo solidario,

Carlos Roberto Gómez Beras


ARTESANO

Alberto es artesano diseña y crea joyería y artículos con  semillas, madera y desechos del mar.















TEATRO

DRAMATURGO

Su pieza teatral "Harry y la gorda" ha sido incluida en Expresiones: muestra de ensayo, teatro, narrativa, arte y poesía de la generación X, publicado por el Instituto de Cultura Puertorriqueña (2003).

EL LÍMITE VOLCADO: ANTOLOGÍA DE LA GENERACIÓN DE POETAS DE LOS OCHENTA (Isla Negra: 2000).








“Esta Antología es una muestra muy representativa de esa otra poesía que hasta ahora era desconocida para muchos.”

Wanda Cosme, Díalogo

“El tomo es una oportunidad para inaugurar la reflexión sobre las continuidades en la poesía de P. R. a partir de la valoración de un grupo de los autores más representativos de la generación de los 80, llena de ecos y ruptures epocales, pero también marcada por indudables aciertos estéticos y una envidiable intención de trascender.”

Luis Beiro, El Listín Diario

“Los antólogos han conseguido con esta antología de la generación del 80 poner en las manos el lector un trabajo extraordinario.”

Nelson del Castillo, Primera Hora

“Antología necesaría por el momento histórico puertorriqueño en que se produce, porque viene a darle cuerpo y forma de libro a un conjunto de voces que iniciaron su producción creativa en una década de graves descenlaces o cuestionamientos politicos y sociales que venían cuajándose con mucha anterioridad.”

Quetzal Acosta, La Estrella de Puerto Rico

Esta Antología de poetas de los ochenta es un intento de abrir un debate silenciado desde hace tiempo en la literatura puertorriqueña. Por una parte, ante la Generación de poetas de 1960, verdadera maestra en el mundo de la literatura de compromiso con la palabra y la acción. Por otro lado, con la Generación de 1970 que ha sido el eslabón entre aquéllos y nosotros. La Generación del 80 es, en consecuencia, la imagen de una obra poética madura y un testimonio creativo que espera respuestas. La invitación a evaluar las continuidades entre aquel pasado inmediato y el 1980 no debe impedir que también seamos capaces de aceptar las distancias, las simas y las rupturas que, como hijos de la historia inmediata, transforma nuestro lenguaje en un reto abierto y en una volátil voluntad de hacer.
Mario R. Cancel nació en Hormigueros (Puerto Rico) en 1960. Es autor de libros de poesía, relatos, historia y crítica literaria desde principios de la década de 1980. Actualmente se desempeña como profesor de historia y humanidades en la Universidad de PR en Aguadilla y completa su doctorado en historia en el Centro de Estudios Avanzados de PR y el Caribe en el Antiguo San Juan. Alberto Martínez-Márquez nació en Bayamón (Puerto Rico) 2n 1966. Ha publicado poesía, cuentos, ensayos y crítica literaria en revistas de PR, Estados Unidos, República Dominicana y España. Realizó sus estudios doctorales en el Departamento de Estudios Comparativos de la Universidad del Estado de Nueva York en Stony Brook. Actualmente se desempeña como profesor en el Departamento de Humanidades de la Universidad de Puerto Rico en Aguadilla.

BIOGRAFÍA



Alberto Martínez-Márquez nace en Bayamón, Puerto Rico, en 1966. Poeta, narrador, artesano, ensayista, dramaturgo, editor y activista cultural. Cursó estudios en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, donde obtuvo su grado de Bachillerato en Artes en 1989, concentrándose en Estudios Hispánicos. En 1990 recibió la beca Burghardt W. Turner para proseguir estudios graduados en Literatura Comparada en la Universidad del Estado de Nueva York en Stony Brook, de donde recibió el grado de Maestría en 2001. En esa universidad dictó cursos de Humanidades y Literatura. En 1995 regresó a Puerto Rico para laborar como profesor del Departamento de Estudios Hispánicos en el Recinto Universitario de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico. Desde 1997 labora como profesor del Departamento de Humanidades de la Universidad de Puerto Rico en Aguadilla, donde dicta cursos de Humanidades, Cine e Historia. También a laborado como docente en el Recinto de Aguadilla de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, dictando cursos de Literatura. Asimismo ha dictado el curso de Narrativa Puertorriqueña para el Programa de Maestría en Creación Literaria de la Universidad de Sagrado Corazón.


Tiene a su haber los libros El límite volcado: antología de la Generación de Poetas de los Ochenta, publicada en colaboración con Mario R. Cancel (2000), Poesía  Puertorriqueña : Cinco décadas (co editor)  y los poemarios Las formas del vértigo (2001), Frutos subterraneos ( 2007) y Contigo he aprendido a conocer la noche (2011). Su poesía también figura en los volúmenes Antología de poesía puertorriqueña (1993), Maestros desconocidos de la poesía hispanoamericana I (2002), Los nuevos caníbales, vol 2: la más reciente poesía del Caribe hispano (2003) y 1a Antología poética AVBL: edição crítica, publicada en Brasil (2004). Su ensayo “Vargas Llosa y la invención de Alejandro Mayta” aparece en el volumen Proyecciones sobre la novela, publicado por Ediciones del Norte en 1994. Su obra teatral “Harry y la Gorda” fue incluida en Expresiones: Muestra de ensayo, teatro, narrativa, arte y poesía de la Generación X, publicado por el Instituto de Cultura Puertorriqueña en 2003. Su poesía, narrativa y ensayos han sido publicados en revistas de Puerto Rico, Estados Unidos, República Dominicana, España, México y Venezuela. En 1989 obtuvo la Medalla de Poesía Francisco Matos Paoli.  Su libro de cuentos Contramundos fue publicado en 2010.





Fué presidente del PEN Club de Puerto Rico en los años de 2002 a 2003. Fue uno de los organizadores de los recitales de poesía De-generaciones, realizados en Ponce, Mayagüez, Caguas y San Juan en el año 2003, y que congregó a más de doscientos poetas de Puerto Rico. Ha dictado conferencias en la Universidad de Columbia (Nueva York), Montaclair State University (New Jersey), Universidad de Pennsylvania, Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, Universidad de Puerto Rico en Humacao, Universidad de Puerto Rico en Ponce, American University en Manatí y en la Biblioteca Nacional de la República Dominicana. En 2006 fue invitado a participar en la XVIII Serie de Poesía Invernal en Boricua College (Brooklyn). Ha participado como invitado de la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, en la República Dominicana, en sus ediciones de 2001, 2002, 2005 y 2006, 2011.




Desde 2003 es editor de la revista electrónica Letras Salvajes.